Las fracturas infantiles son el fantasma número uno de mamá y papá. No hay quien haya escapado de una caída aparatosa durante la niñez. Y casi todos tenemos una anécdota con un esguince o una pierna rota de andar brincando por acá y por allá.
Desde una perspectiva estadística, las caídas, los accidentes de tránsito y los traumatismos deportivos son las causas más frecuentes de lesiones infantiles. De hecho, son los traumatismos, la primera causa de mortalidad infantil e incapacidad permanente en niños mayores de un año de edad.
Todo tiene que ver con que la composición fisiológica y de los huesos en la infancia es distinta a la del adulto. Y aunque algunos consideran una ventaja que los huesos no se han solidificados en las edades tempranas; también sabemos que hay lesiones frecuentes que afectan también al cartílago de crecimiento. Por lo que el abordaje terapéutico debe ser rápido, eficiente y profesional. Para revertir el impacto con un programa de rehabilitación en Fisioterapia Calamar.es.
Hablemos con datos de las lesiones infantiles
- 42% de los niños y 27% de las niñas sufren una fractura antes de los 16 años de edad.
- Es la 4ta lesión más común en menores de 6 años.
- 45,1% tienen lesiones en el radio.
- 18,4% se fractura alguna parte de su húmero (dominando metáfisis y fisis distal),
- 15,1% tiene algún tipo de fisura o fractura en la tibia.
- 13,8% de los niños se lesiona en la clavícula.
- 7,6% se rompe el fémur.
- 21,7% de las fracturas infantiles tienen que ver con los cartílagos de crecimiento.
¿Qué hacer ante las fracturas infantiles?
Las facturas son muy pero muy frecuentes en la infancia. En ocasiones no podemos identificarlas porque los huesos de los niños son más flexibles y tienen la capacidad de recibir mejor los golpes.
Las lesiones infantiles, pocas veces requieren de cirugía y con una inmovilización de yeso modelado sanan rápidamente. Las identificamos por el dolor intenso que no cede. Que viene casi siempre acompañado de una inflamación y sensibilidad al tacto.
En ocasiones pueden salir moretones o hematomas y se presenta también una incapacidad para la movilidad. Es decir, aunque se quiera mover la extremidad por ejemplo, no es posible hacerlo.
Sin embargo, va a depender de la edad y la capacidad que tenga el niño de describir lo que está sintiendo porque a veces puede seguir existiendo el movimiento a pesar de que haya la fractura. Esto sucede porque las lesiones pueden ser de muchos tipos según sus características.
Nunca podemos dudar de llevarlos a la emergencia para que un pediatra y un traumatólogo infantil lo evalúen y determinen el impacto de la lesión con radiografías. Lo que sí podemos hacer en casa es dar los primeros auxilios para evitar que cualquier molestia se haga más grande.
Primeros auxilios en fracturas infantiles
- Lo primero es inmovilizar la lesión, esto se puede hacer improvisando un cabestrillo con cualquier implemento rígido como una tablilla, un rollo de revistas o un fajo de periódicos.
- Si la lesión es grande, a lo largo de la pierna, cervical o de varias partes del cuerpo, lo mejor será llamar al servicio de urgencias y que sean los paramédicos quienes se encarguen del traslado.
- Coloque una toalla fría o una compresa para reducir el dolor y evite el hielo directamente en la piel. Especialmente en niños pequeños.
- Nunca intente regresar el hueso a su lugar, mucho menos si hay una herida abierta.
- No ofrezca ningún tipo de analgésicos sin recomendación médica.
Una vez que se resuelva el tratamiento o la inmovilización, se debe realizar acompañamiento desde casa. Se debe contactar inmediatamente al doctor si se observa fiebre, si hay entumecimiento, cambio de color en las extremidades, adormecimiento o dolor.
Fracturas infantiles más frecuentes
Las fracturas más frecuentes en niños son las fracturas de cúbito y radio, es decir del antebrazo que constituyen aproximadamente el 50% de las fracturas infantiles que ingresan por la emergencia médica. Y van seguidas por las lesiones de fémur.
Las de clavícula, son frecuentes en los neonatos cuando se les debe aplicar fórceps. Y a partir de los 3 años se dan las de húmero y los traumatismos de codo.
Las menos frecuentes son las fracturas de cadera y pelvis. Que se asocian a traumatismos muy violentos como caídas altas, o accidentes de tránsito. Suelen venir con algunas complicaciones productos de las lesiones viscerales asociadas.
En el caso de las luxaciones de rodilla y las fracturas de pies, generalmente se dan en adolescentes que se dedican a actividades deportivas y la recuperación requiere de rehabilitación con fisioterapia en la mayoría de los casos.